Hoy me tomaré el día para hablar de mi querido amigo el
deshidratador, es uno de los aparatos de cocina que más amo y ni siquiera tuve
que pagar por él porque fue un trueque, una señora que recuerdo con cariño se
lo cambio a mi novio por un extractor de jugos que nadie usaba en su casa.
Creo que cada receta tiene una historia escondida entre
los ingredientes y el post de hoy también tiene su historia ya que curiosamente
todo nació en unas vacaciones en la playa, entré a la comercial mexicana a
comprar botanas para la playa cuando me encontré en un anaquel con un frasquito
de especias de esos que tienen molinito incluido sin darme cuenta que dentro de
él se encontraría el desencadenamiento de una larga búsqueda. Pague mi botana y
mi frasquito de especias y la verdad es que no recuerdo a que le puse esas
especias por primera vez, lo único que recuerdo es que sabían a gloria, es una
de las mejores compras que he hecho.
Pues mi frasquito de especias fue todo un éxito tanto
conmigo como con la gente que las probaba al grado que fueron bautizadas como
las especias de Dios porque a todo lo que le pusiera sabía bien, eran días de
pura felicidad. . . hasta que me di cuenta que mis especias se estaban acabando
:s y comencé por buscarlas en la comercial mexicana más cercana a mi casa y no
las encontré, seguí buscándolas por las comerciales mexicanas de toda la ciudad
y nada, coincidentemente volví a ir de vacaciones a la playa a donde las había
comprado y al llegar fui directamente la comercial mexicana a buscarlas y se
escuchó un “clic” cuando llegué al anaquel de las especias y no las encontré
(fue mi corazón partiéndose en dos), a cualquier súper y tienda de alimentos
que iba las buscaba y nada :s, comencé a pensar que era el fin y en ese momento
vi el frasco y los ingredientes y llego esa idea loca a la cabeza: ¿por qué no
haces la mezcla de especias tu misma? Y un rayo de esperanza entro por mi
ventana e iluminó todo a mi alrededor. . . jejeje no es cierto, pero así me
sentía.
Todos los ingredientes eran deshidratados y yo no conocía
cual era el proceso de deshidratación, lo único que sabía es que era lo que
hacía que las uvas se arrugaran tanto y quedaran como pasitas y entonces me
aventuré a buscar en internet todo respecto a la deshidratación de alimentos y
conocí varias formas de hacerlo: secado al sol, en hornos solares, en
deshidratadores eléctricos, hasta en el horno de gas.
Semanas enteras pasé leyendo al respecto de las
propiedades de los alimentos deshidratados, que si conservan sus propiedades,
que el riesgo de los hogos, que cual método es mejor y lo más importante ¿dónde
encontrar un deshidratador? Los busqué por internet y los encontré y una
sonrisa se dibujó en mi cara J,
pero aquel día en que mi novio me dijo que había encontrado a alguien que
truequeaba un deshidratador y aceptaba el extractor a cambio casi brinco de
gusto. Nos pusimos de acuerdo en un punto y la hora de truequear por fin llegó,
creo que se quedó contenta de que hubiera llegado a nuestras manos ya que dijo
que lo cambiaba porque quería uno más grande y quería que su deshidratador
pequeño quedara con alguien que realmente lo fuera a usar, que qué bueno que
había llegado a nosotros.
Y la hora de usarlo llegó y comencé a secar todo lo que
tenía a la mano, champiñones, cebolla, ajos, jitomates, fresas, plátanos,
manzana, hiervas, carne, salsa de jitomate, berenjenas, zanahorias, apio,
zarzamoras, frambuesas, a mi hermana, bueno a mi hermana no, pero casi.
Pues desde entonces siempre tengo una reserva de frutas y
verduras deshidratadas para usarlas cuando amerite la ocasión y son deliciosas,
como pierden todo el líquido todo el sabor se concentra mmmm. En lo personal lo
que más me gusta son los jitomates y los champiñones deshidratados, que
normalmente son muy caros para mi presupuesto, pero gracias a mi deshidratador
ahora los disfruto cada que se me antojan. Los jitomates los deshidrato y los
pongo en aceite con un poco de sal, hierbas secas y ajo y los olvido por ahí un
mes y son deliciosos, tanto los jitomates como el aceite. Los champiñones los
uso mucho para hacer salsa para pasta y es la misma cosa, deliciosos.
Bueno y en este punto no se alguien ya se preguntó ¿y qué
pasó con las especias de Dios aquellas del molinito? Pues entre la novedad del
deshidratador y todo lo que se podía hacer con él se me olvidaron por un tiempo
y cuando volví a recordarlas se me ocurrió entrar a la página de la marca que
vendía las especias, era de España y encontré una dirección de correo
electrónico y les escribí preguntando
donde podía encontrar sus productos en mi ciudad y después de unas semanas de
no revisar mi correo ¡me respondieron! Y me dijeron que podía encontrarlas en
Liverpool y cuando un ingrediente queda en mi cabeza no paro hasta encontrarlo,
no suelo ir a Liverpool, pero ahora tenía un fuerte motivo y comenzó la cruzada
de las especias y visité todos los Liverpool que conocía y nada, fue algo
triste, me sentí engañada, pero un día un amigo de verdad me alegró el día
cuando llego con un frasco de especias de Dios para mí (y otro para él y su
novia claro), las encontró en un Liverpool al cual no había ido (el de plaza
galerías) y que hasta la fecha ha sido en el único donde las hemos encontrado.
Les dejo
aquí el enlace de mi molinito de especias favorito.
Y el misterio de dónde encontrar las especias se aclaró y
junto con él llego a mi vida un deshidratador y muchas cosas deshidratadas que
me han hecho pasar del punto de sentirme llena a sentir que no puedo comer ni
un poco más.
Si llegaron hasta aquí quiere decir que mi historia no
fungió como canción de cuna y después de todo no me resta más que decir: nos
vemos en el próximo post ;)